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Imperio mongol

Las estepas se extienden a lo largo de más de 5.000 kilómetros, desde la llanura del Danubio, en Europa oriental, a través del sur de Rusia y Asia Central, hasta Manchuria. Su clima es duro, con inviernos muy fríos y veranos secos. Las estepas estaban habitadas por tribus de pastores nómadas que recorrían largas distancias con sus rebaños de caballos, ovejas y cabras.

A lo largo de la historia, de vez en cuando surgían de las estepas bandas de guerreros que atacaban a los pueblos que vivían en torno a sus fronteras, como ocurrió con el conocido Atila, cuyas incursiones sembraron el terror en Europa en el siglo V d.C. Aunque causaban miedo y destruían todo lo que encontraban, lo cierto es que los imperios territoriales de estas tribus de jinetes nunca duraban mucho tiempo, ya que carecían de estructuras políticas ni organización. Sus líderes sólo eran eficaces en la medida en la que obtenían botines para sus ejércitos.

A mediados del siglo XIII, el imperio mongol fundado por Gengis Kan penetró en la zona musulmana, después de haber unificado Mongolia e iniciar la conquista de China.

La irrupción de las tropas mongolas desde Persia acabó definitivamente con el califato de Bagdad, en el año 1257. Un par de años después, continuaron su carrera hacia Egipto, tomando Damasco y Gaza, pero se retiraron de Siria al ser derrotados por los egipcios. Establecieron alianzas con los cruzados contra el último vestigio del Islam en oriente, que eran los mamelucos (del árabe mamluc, esclavo) de Egipto, entrenados como soldados. Estos, bajo el mando del emir Zahir Baybars, dieron protección al sultán Mustafá Koutouz e infligieron a los mongoles su primera derrota, lo que los hizo retroceder. Pero luego Baybars hizo asesinar al sultán, tomó el control del Cairo y se proclamó sultán, gobernando durante 17 años.

El guerrero de las estepas más excepcional de todas las épocas fue Temujin, más conocido como Gengis Kan. Adoptó este título, que significa “gobernante universal”, en 1206, tras unificar bajo su poder a todas las tribus mongolas. Para mantenerse en el poder había que tener constantemente ocupados a sus guerreros, pues cuando el flujo de botines de guerra se interrumpía, le abandonaban. De modo que Gengis Kan mantenía a su ejército activo a base de constantes incursiones y campañas que le llevaron desde el norte de China, cruzando Asia Central, hasta la India e Irán, y en torno al Mar Negro hasta el sur de Rusia, conquistando un imperio mucho más extenso que el de Alejandro Magno.

 

A fines del siglo XIV, el imperio mongol se dividió en diversas dinastías locales, y más tarde fue aniquilado por un turco musulmán llamado Tamerlán, quien intentó reconstruir la unidad política del Asia Menor extendiendo su dominio a la India, Siria y Anatolia. Este imperio no fue mantenido por los descendientes de Tamerlán y se redujo solo a la parte oriental de Irán.

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